martes, 1 de marzo de 2011

Introspección fenoménica.

¿Cómo puedes lidiar con el dolor cuando te dicen que es solo aturdimiento?, aturdimiento de la vida, del pasado, de lo que sucede ahora y de lo que podría suceder. ¿Cómo abandonar la soledad cuando todos están a tu alrededor?, pero no parece que cambiara en nada la dirección de mis sentimientos. ¿Cómo no sentirte culpable?, si nadie tiene la culpa, pero al mismo tiempo yo mismo soy quien escenifica mi tragedia, una tragedia que a todos parece aburrir, de la que se alegran al cerrar telones al venir los entremeses. ¿Cómo olvidarte?, si siempre pienso en ti, y aunque trate de evitarlo, pasado el crepúsculo me vuelvo un vulnerable cordero en la barca de Morfeo.
No hay respuesta, ya lo sé. Pero tu silencio a labios cerrados me dice todo, el concentrado de tu mirada me revela la profundidad de nuestras vidas, vidas que chocaron y ahora son una. El drama de la rivera es real, solo fluye, nadie elige el transcurso de los hechos, nadie elige a quien amar. Mas es el miedo que a veces obstruye el caudal del río, la esencia de la vida no circula más matando a todos los peces; el desconcierto que lo hace abandonar su curso y desembocar en aguas heladas, y sin darse cuenta queda congelado, el frío se apodero de él y los brotes de vida desaparecieron.
El amor es incondicional, ¿Qué importa sufrir?, nadie dijo que el sufrimiento sea malo, siempre sabremos como soportarlo, aceptándola y estando juntos, así es como sería, tú me cuidas, y yo cuido de ti.

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