Un domingo muy común,
La tarde, un vaso
de vino,
Absorto en lo que
dijimos y lo que no
Como la antigua
videocasetera del abuelo.
Me sucede a
menudo, sí
Esta memoria
desgastada,
Que ya no
distingue de la realidad
Y sus fantasías
contigo lejos de mí.
Una mosca que se
posa
Sobre el vaso
ahora vacío
Buscando el azúcar
de mis labios,
¿Serás tú quien
la envió?
Por eso no la puedo
aceptar,
Esta idea obtusa,
Que solo a través
del móvil
Puedas ser mía.
Esta ausencia
tuya, esta distancia,
Cada centímetro que
nos separa
Rascan estas
llagas que solo piden tu tacto
Y mi corazón
triste permanece inquieto.
Porque estoy
seguro de que así mi amor podrá alcanzarte.
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