Adoro las
despedidas, son los últimos minutos más
preciosos en que confesamos de emergencia lo que no nos atrevimos a decir sino
hasta el fin, cuando me dices que me quieres, cuando me saturas de besos y me
embriagas de la noche. No hay otro momento como cuando decimos adiós, aun así, no
logro satisfacerme, necesito más, pronuncia tus buenas noches, pero quédate
conmigo, y repite que me quieres, así
sin cesar, como adolescente enamorada, desesperada.
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